lunes, 10 de octubre de 2016

La piedra lunar - Wilkie Collins



Título: La piedra lunar
Autor: Wilkie Collins
Publicación: Navona, septiembre de 2016
Páginas: 568

La joven Rachel Verinder recibe por su dieciocho cumpleaños un regalo extraordinario: la Piedra Lunar, valiosa gema, única en el mundo, que su propio tío robó en la India décadas atrás. La noche de la fiesta, la mansión de los Verinder acoge a un buen número de invitados, entre ellos dos primos de Rachel que son así mismo sus pretendientes: el simpático y tarambana Franklin Blake y el circunspecto Godfrey Ablewhite, héroe cristiano de todas las instituciones benéficas de Londres. En la casa también se presentan unos inesperados visitantes: tres titiriteros hindúes de los que se sospecha que vienen siguiendo el rastro de su piedra sagrada a través de los años y la distancia. A la mañana siguiente, el diamante ha desaparecido y ni la detención de los hindúes ni el registro minucioso de la mansión ofrecen ninguna respuesta al misterio. El más célebre detective de Inglaterra, el Sargento Cuff, será el encargado de iniciar las pesquisas, ayudado por el fiel mayordomo de la casa, Gabriel Betteredge. Pero el enigma de la Piedra Lunar irá volviéndose cada vez más insondable...

Mis impresiones

Hace un par de años me estrené, después de infinitas recomendaciones, con  este autor victoriano a través de La dama de blanco, una de sus obras más celebres junto a La piedra lunar, la novela que hoy traigo al blog. Después leí La máscara robada, una novela corta que también me dejó muy buenas sensaciones. A Wilkie Collins se le asigna la paternidad de la novela de suspense y melodramática con numerosas obras a sus espaldas de notable calidad. Esta novela fue publicada originalmente en 1868 en Inglaterra y al igual que su predecesora vio la luz por entregas en la revista All the Year Round que dirigía su gran amigo Charles Dickens.

El día que Raquel Verinder, una joven heredera de la aristocracia inglesa, cumple los dieciocho años recibe un regalo muy especial. Se trata de la piedra lunar, un diamante amarillo de gran valor y unas características singulares del que se decía que escondía una terrible maldición. La joya le ha sido legada tras la muerte de su tío John Herncastle, quien se apropió de ella robándola de un santuario hindú durante el asalto a Seringapatam, en la India, que tuvo lugar en 1799.

Pero algunas horas después de que termine la fiesta de cumpleaños en honor de la joven ocurre algo inesperado. La joya desparece misteriosamente. Para intentar resolver el misterio el sargento Cuff se desplaza hacia el lugar donde se ha perpetrado el robo y allí interrogará a todos aquellos que han pernoctado en la mansión.

La piedra lunar es una ingeniosa y peculiar novela de misterio que está muy bien construida, ya que por un lado ofrece intriga al lector, a quien le depara más de una sorpresa y por otro lado cuenta con un aspecto costumbrista al retratar con bastante exactitud la sociedad de la época victoriana. Encorsetada y determinada por sus propias costumbres que incide en la supremacía de la clase alta, en la hipocresía y en  el papel secundario al que se relega a la mujer. La historia transcurre en el año 1848 aunque al comienzo se nos narra un episodio ocurrido cincuenta años atrás donde se explica cómo llegó la dichosa piedra a la familia. Como en toda novela de suspense que se precie hay una investigación, unos sospechosos y unas pruebas que evaluar que conducirán al inspector a unas determinadas conclusiones aunque sin duda lo más importante para llegar al fondo del asunto serán los testimonios de los implicados.

Impecables son los personajes que construye Collins que nos muestran un amplio abanico de personalidades y caracteres muy bien definidos.  La joven Raquel Verinder, sus dos pretendientes, Mr. Frankin Blake y Godfrey Ablewhite, la enigmática Rosanna Spearman, una sirvienta de pasado turbio, el singular e ingenioso sargento Cuff o el torpe inspector Seegrave (antagonista del anterior), el mayordomo Gabriel Betteredge, uno de los personajes más irónicos que aparecen y que lleva años junto a la familia,  o los tres hindúes que merodean constantemente la piedra son algunos de los personajes que forman parte del elenco. Porque en esta novela hay gran cantidad de ellos. 

De Wilkie Collins no solo me gustan las historias que cuenta sino también la original forma en que las aborda y se las narra al lector. Al igual que ocurre en La dama de blanco esta también está narrada a través del testimonio en primera persona de varios personajes de distinta categoría, con diferentes implicaciones en la historia y que están en posesión de una información de diferente índole. Cada uno realiza un aporte limitado y fragmentado de la historia pero que será desvelada al completo al lector en su puesta en conjunto. De casi la primera mitad de la novela se ocupa Gabriel Betteredge, el mayordomo al servicio de la familia. Luego irá dando paso a diferentes personajes. En cada una de estas voces consigue un estilo particular y diferenciado del anterior que transmite al lector la sensación de que está escuchando realmente  a personajes realmente distintos. Por ejemplo la voz narrativa del mayordomo está impregnada de ideas conservadoras, picardía y muchos formalismo en contraposición con la de Miss Clack, una prima del difundo Herncastle, y que representa una pariente pobre, puntillosa  que narra con resentimiento. 

Me encanta la expresividad de Collins, la forma en que utiliza la ironía y el sentido del humor en casi todo el relato, las llamadas de atención y la búsqueda de complicidad con el lector además de la forma en que entreteje la historia, sus críticas, los guiños a Robinson Crusoe o incluso su malicia en ciertos momentos. Su narración está dominada por la descripción, un ritmo que aunque es pausado no decae en ningún momento y unos diálogos muy jugosos que entretienen al lector por su ingenio. La intriga, aunque no sea lo primordial en la trama, se mantiene hasta el último momento cuando es desvelado el misterio.

Por último comentar como curiosidad que el mismo Collins confesó que fue un excelente revulsivo escribir La piedra lunar para soportar el ataque de gota además de las dosis de láudano que consumía para aliviar su malestar. Curiosamente uno de los personajes de la narración también consume opio y nos ofrece explicaciones muy concretas sobre esta adicción que seguramente están basadas en su propia experiencia.

Conclusión

Creo que no es necesario que repita lo mucho que me ha gustado conocer La piedra lunar. Una historia de misterio a la que Wilkie Collins imprime su genial sello personal. Además es todo un placer leerlo en una edición tan bonita y cuidada como es la de Los Ineludibles, de las pocas que ahora mismo podemos encontrar en tela. 
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