lunes, 8 de septiembre de 2014

Aquel viernes de julio - Manuel Machuca



Título: Aquel viernes de julio
Autor: Manuel Machuca
Publicación: Anantes, noviembre de 2012 (2ª edición)
Páginas: 249

Viernes 17 de julio de 1936. Borja Quincoces y Alverar, un joven de la alta burguesía sevillana, acude a una fiesta en las afueras de Sevilla. Allí se enamora de Rosario, una gitana del barrio de Triana, bailaora del cuadro flamenco contratado. sin saberlo, esa noche cambiaría su vida por completo.

El día siguiente amanece con disparos y vehículos militares en la calle. La guerra civil ha estallado. Rosario ha huido a Triana y Borja se inquieta sobre lo que podría sucederle en un barrio que sufre el asedio implacable del general Queipo de Llano. A partir de ese momento, el joven inicia una búsqueda desesperada en una ciudad en la que los militares sublevados y sus afines inician la tarea de eliminación drástica de toda resistencia.

Conocer la otra realidad de su ciudad y la crueldad de los que hasta ese momento habían formado parte de su vida provocan una catarsis en Borja Quincoces, para el que la búsqueda de Rosario se convierte en una búsqueda de su propia identidad entre los escombros de un mundo en el que ya no es posible reconocerse.

Mis impresiones

Si hay una época que seduce y atrapa tanto a lectores como escritores por igual es la primera mitad del siglo XX en la cual se aglutinan acontecimientos históricos tan interesantes como la I y II Guerra Mundial o la Guerra Civil Española entre muchos otros.  Temas que han dando mucho de sí y con toda seguridad seguirán proporcionando nuevas ideas para construir otras muchas historias.

El guacamayo rojo, la última novela del sevillano Manuel Machuca, me gustó tanto que enseguida supe que también tenía que leer la novela que hoy os traigo. Y la verdad es que no me ha decepcionado a pesar de ser totalmente distinta a la anterior. En Aquel viernes de julio su autor ha optado por situar su historia durante la guerra civil española. Como os digo, novelas ambientadas en este periodo hay muchas pero no todas se construyen bajo el mismo punto de vista, ni resaltan las mimas cosas. Ni siquiera tienen el mismo efecto el lector.

La historia comienza el viernes 17 de julio de 1936 en Sevilla. Cuando Borja Quincoces y Alvear, un joven adinerado al que le gusta divertirse, se despierta en casa de un amigo donde ha pasado la noche tras una ajetreada jornada festiva no es capaz de predecir de alguna manera el drástico cambio de rumbo que va tomar su vida en las horas siguientes.

Mientras él solo tiene en la cabeza a Chari (Rosario), una joven bailaora gitana del barrio de Triana que le ha robado el corazón y con quien pasó la noche anterior, la ciudad es tomada por el ejército. El ruido, los disparos y los movimientos militares anuncian que la guerra civil ha estallado y que las cosas nunca volverán a ser iguales. Sevilla no tarda en rendirse pero el único barrio que parece resistir el asedio de los rebeldes es Triana, el lugar donde se encuentra la mujer que ama y decidido incluso a poner su vida en peligro sale a buscarla.

Os adelanto que si con esta novela pretendéis adentraros con detalle en el conflicto bélico no será una elección adecuada para este menester. Aquel viernes de julio es más bien una novela de personajes que se centra en su evolución y crecimiento personal utilizando como telón de fondo la ciudad de Sevilla aprovechando además para narrarnos como vivió estas circunstancias una parte de su población.

En este caso Manuel Machuca nos habla de la alta burguesía sevillana y concretamente a través del punto de vista de un joven de buena familia al que le gusta la buena vida. A pesar de que sus padres le presionan para que siente la cabeza y escoja a una joven de su misma posición que consolide su estatus social Borja se ha enamorado de una joven gitana que tiene poco que ofrecer a alguien como él y que representa un mundo totalmente desconocido. Uno de los mejores aspectos de la novela es presenciar cómo evoluciona este personaje en la novela. La diferencia entre el joven caprichoso e irresponsable cuyo mundo es muy limitado y conforme a las premisas que le han repetido desde que nació al hombre que desprecia la comodidad de su posición y se da cuenta de que no todo el mundo ha tenido los mismos privilegios con los que él ha contado. De este modo, fuera de su círculo habitual, comienza a ver que existe “otra realidad”.

Todos los personajes de esta historia resultan tan característicos como identificables por el lector, diferentes clases, diferentes ideas y distintas inclinaciones políticas que pueden llegar a suponer barreras insalvables. Ignacio Quincoces, padre de Borja y neutral ante la contienda, el doctor Inchausti, su amigo Lalo que se declara falangista en incluso la propia Chari, que vive al otro lado, crean una red que nos mostrará distintas concepciones del mundo.

Los escenarios donde se desarrolla la historia pertenecen exclusivamente la ciudad de Sevilla tomando como referencia uno de sus barrios más emblemáticos como es Triana. A pesar de que fue un punto decisivo para el triunfo de los golpistas también fue uno de los lugares donde todo sucedió con mayor rapidez al caer la ciudad en pocos días. Lo que si  existieron fueron revueltas puntuales y alzamientos populares que fueron sofocados con violencia y opresión. Detenciones, fusilamientos, “desapariciones”, presos, denuncias fueron episodios que se dieron en todo el territorio español y Machucha nos muestra a la perfección como se vivieron esos tensos momentos gracias a su cuidada ambientación.

Al igual que sucedió en El guacamayo rojo en este título también encontramos una narración muy dinámica y fluida pero a la vez cuidada sin perder en ningún momento las formas ni el ritmo del relato de manera que constituye una lectura ágil, amena y atractiva. La perspectiva de un narrador en tercera  persona omnisciente permite una visión global de la historia de forma que esta voz puede centrarse tanto el protagonista de la historia como relatarnos lo que sucede en su entorno o con algún otro personaje. Además tiene una estructura, en diecisiete capítulos de corta extensión, que junto a la alta presencia de sus vivaces diálogos facilita su lectura.

Conclusión

Aquel viernes de julio es una novela que narrada con agilidad, sencillez y destreza que nos habla de la búsqueda y consolidación de la ideas propias así como intenta mostrarnos que a veces no hay que andar mucho para ver otra realidad disinta a la nuestra. Y para ello construye su historia sobre uno de los acontecimientos más lamentables de la historia de nuestro país.


Calificación: