viernes, 26 de julio de 2013

Miguel Montes. Una vida en prisión - Antonio Izquierdo



Título: Miguel Montes. Una vida en prisión
Autor: Antonio Izquierdo
Publicación: Sepha, febrero de 2013
Páginas: 331

Miguel Montes Neiro fue conocido como el preso más antiguo de España. Nació cuando aún existían las cartillas de racionamiento y entró en la cárcel por primera vez siendo menor de edad. A lo largo de su vida, vio pasar la historia de nuestro país desde detrás de las rejas o desde sus refugios cuando escapaba de prisión.

Miguel fue un fuguista. No hubo barrotes, cerrojos, candados ni puertas blindadas que resistieran su ansia de libertad. Pero pasó 36 años en las prisiones de toda España. Vivió intensamente, se enamoró, engendró dos hijas, estafó, robó, recorrió los montes de Andalucía con la policía tras de él, leyó a Nietzsche y no hubo un momento en su vida en que se apartara de su único norte: el amor por su familia y la lealtad a los amigos.

Nunca cometió un delito de sangre, pero sufrió todos los delitos del sistema. La España democrática olvidó a un hombre que supo luchar por su libertad, pero que no supo mantenerla.

En febrero de 2012, a punto de cumplir 62 años, salió por primera vez de la cárcel sin ninguna deuda pendiente. Se había convertido en el primer hombre al que dos gobiernos democráticos distintos le habían concedido tres indultos en menos de un mes. Entonces, se enfrentó a la libertad y abrió su primera cuenta corriente.

Mi experiencia con la novela

“El 15 de febrero de 2012 le faltaban a Miguel nueve semanas para cumplir 62 años. Se levantó a las ocho y media, pasó el recuento y se duchó. Se puso un polo negro de cuello cerrado, una camisa de micropana color burdeos y un traje gris. Se miró al espejo y pensó que tenía el pelo demasiado largo. Cerró los dos bolsones que había preparado por la noche y salió de la celda”.

Muchos de vosotros aún recordaréis la imagen de Miguel Montes Neira saliendo de la cárcel una mañana de invierno. Miguel, con tres hijas y dos nietos, era el preso más antiguo de España. A sus espaldas 36 años en la cárcel en los que encadenaba condena tras condena por distintos delitos, aunque ninguno de ellos de sangre, que se alargaban en celdas de castigo por su actos de rebeldía. Miguel, a quien le llamaban de joven “El Niño”, ansiaba la libertad sobre todas las cosas y se fugaba con tremenda facilidad, la misma con la que volvían a detenerle y regresar al lugar que tanto conocía.

Poco después de que se celebrara su indulto, gracias al cual fue puesto en libertad casi diez años antes de lo que le correspondía y después de una larga lucha por parte de su familia, fue detenido de nuevo acusado de estar implicado en un robo en Marbella. Pero hoy en día Miguel está en libertad y no se ha podido demostrar su colaboración en ese caso.

El periodista Antonio Izquierdo nos hace llegar esta historia publicada hace unos meses por la editorial Sepha. Una obra, en mi opinión, de gran valor antropológico y a través de la cual llegaremos a conocer la vida del protagonista marcada por la intensidad y las fuertes emociones.

Para entender la vida de Miguel hay que remontarse al año 1962, cuando con tan sólo 12 años ingresó en el reformatorio de San Miguel en Granada por clavarle una flecha a otro muchacho. Aquel niño, hijo de un hombre estricto que fue feriante hasta que abandonó este empleo para ser guardia municipal, el segundo entre seis hermanos de una humilde familia granadina terminó fugándose de aquel lugar y se convirtió en un ratero que a los diecisiete años entró por primera vez en la cárcel. 

A esta primera pena de 18 meses se le sumaron otras más ya que debido a los conflictos internos con otros presos y las constantes provocaciones a funcionarios cumplió una condena total de seis años. En los años siguientes Miguel llegaría a conocer las cárceles de Málaga, Granada, el Hacho, Herrera de la Macha, de Ocaña o el Puerto de Santa María entre otras. En cada una de ellas Miguel se convertía en un líder aunque nunca llegó a dirigir una banda. Cometió delitos de robo, sedición militar, drogas, falsificación de documentos, contrabando de tabaco, asalto a mano armada, tenencia ilícita de armas, atracó joyerías, casas, bingos.

“No me he enganchado al alcohol, ni a las drogas. Ni a la vida. Ése ha sido mi problema, que no me he enganchado ni a la libertad” (Página 37)

¿Pero cómo se vive una vida así? ¿Qué se le pasa a uno por la cabeza en una constante aislamiento? Porque Miguel también amó, con intensidad, quiso tener hijos y alguna vez quiso que su vida transcurriera de forma plácida y en la libertad que tanto ansiaba. Pero si una de sus obsesiones era la libertad ¿porque volvía a delinquir? A veces las cosas no salen como uno las planea, a veces somos incapaces de resolver ciertos problemas o situaciones que se presentan de forma inesperada. 

“La libertad es como el dinero; quienes lo tienen no imaginan carecer de él, o temen tanto que eso ocurra que se cuidan mucho de perderlo. Pero, como el dinero, la libertad se administra o se extravía, no hay más alternativas.” (Página 85)

Vivió en Valladolid, Tetuán, Málaga, Marruecos, Granada, Cádiz o Fuengirola. Vivió de forma rápida y al borde del abismo. Como una hormiguita intentó guardar para el futuro, asegurarse sus últimos años. Con todo o con nada. Nunca quiso ser un ratero de poca monta, aspiraba a acometer grandes golpes que le permitieran crear un patrimonio para su familia. Y Miguel también intentó sumarse a la normalidad. Quiso vivir una vida honrada e intentó ganarse la vida con un factoría de cerámica, disciplina que aprendió en un taller en la cárcel y que le alejó del mal comportamiento y las sanciones, pero finalmente no pudo ser.

Trabajo de Miguel en cerámica


 A pesar de todo, Miguel no es un hombre carente de cierta moral o ética.  Sabía que no es lo mismo utilizar una pistola como método de intimidación que usarla, algo que nunca llegó a hacer. En su interior estaba convencido de que no hacía demasiado daño. Sí, efectivamente robaba pero nunca a quien pudiese verse en un apuro por ello, sino  aquellos a los que si sustraía una parte otra mayor quedaba a buen seguro.

La novela se enmarca dentro de un contexto muy interesante en la historia de nuestro país y se nos muestra a la perfección. Una época complicada que va desde la dictadura de Franco, los inicios de la democracia, pasando por el golpe de estado del 23 de febrero  y llega hasta nuestros días, porque esta historia aún no está terminada. En todos sus años por el mundo, Miguel (a través de la voz de Antonio Izquierdo) destapa los entresijos de una sociedad hipócrita, con doble moral, que actúa fuera de la ley, empresarios o políticos que disfrutan de una buena posición pero que en la intimidad se rigen por la corrupción y se mueven como pez en el agua en asuntos ilegales. También la arbitrariedad de la justicia, el caciquismo y el favoritismo.

En estos años los presos exigieron una reforma en el Código Penal, solicitando una mejora en las condiciones de los internos en la cárcel que hasta entonces resultaban recintos insalubres. Y con esta nueva legislación la pena máxima de cárcel se fijó en 20 años, incluso para homicidas y terroristas.

Y si Miguel Montes Neira ha pasado toda una vida en prisión me pregunto por qué hay señores con traje que han robado dinero a espuertas, señores que disfrutan de un entorno ventajoso pero quieren más, señores que ocupan altos cargos políticos, señores que nos han representado junto a los monarcas y siguen disfrutando de su libertad.

"Que cometí delitos, es cierto, pero estoy convencido de ya haberlos pagado..."


Muchas fueron las irregularidades que se cometieron en el caso de Miguel Montes, cuyos años en prisión preventiva nunca llegaron a descontarse y que reclamó con continuas huelgas de hambre, la última en 2011, que pusieron en peligro su vida y que supusieron un grito desesperado.

Narrada de forma ágil, muy amena y atractiva, Antonio Izquierdo, nos narra la historia de una vida que cuanto menos, nos resultará interesante. De alguna forma conseguimos empatizar o por lo menos comprender a Miguel en ciertas ocasiones. Porque Miguel es un personaje dominado por la rabia y un carácter complejo pero también un hombre generoso que capaz de ayudar a quienes le rodeaban y que parece que su vida transcurre entre los errores cometidos y el castigo para pagarlos.

Aunque la novela es una biografía y puede dar pereza acercarse a este género, su autor, la confecciona como si se tratase de una novela más en la que existe un argumento y personajes y en la que vamos pasando páginas casi sin darnos cuenta. No hay, en este libro, ningún dato superfluo o de relleno, sino que narra la vida de Miguel Montes tal como fue. 

Conclusión 

Os recomiendo Miguel Montes. Una vida en prisión si os apetece daros un baño de realidad, conocer a su fascinante protagonista y revivir sus experiencias.